domingo, 14 de junio de 2009

AÑO SANTO SACERDOTAL, Cantos, Material vario









El Papa Benedicto XVI abrió el día 19 de junio de 2009, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, un AÑO SACERDOTAL con el lema "Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote", con ocasión del 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianney.

Como aportación a este año jubilar ofrecemos a la consideración de los sacerdotes diversos textos cuyo contenido puede serles de utilidad.


Comentarios a los textos bíblicos de la MISA DE CRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE , que, en los días permitidos, puede usarse como votiva los jueves y otros días durante el Año Sacerdotal.

Tanto para la Fiesta de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote como para el AÑO SACERDOTAL. Pueden utilizarse no pocos de los enlaces publicados en la etiqueta de "Cantos Litúrgicos".

Oración del Papa Benedicto XVI para el Año Sacerdotal


Otras oraciones por los sacerdotes

Texto de las Letanías de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote


Canto de las Letanías y otras oraciones (Español- English) de las HH. Oblatas de Cristo Sacerdote


Carta del Papa Benedicto XVI a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal
Año sacerdotal. Benedicto XVI. Documentos

365 PENSAMIENTOS. PARA CADA DÍA DEL AÑO SACERDOTAL

ESPIRITUALIDAD SACERDOTAL. Esquemas de Juan Esquerda Bifet.

"CARITAS IN VERITATE"

DEL JUBILEO PAULINO AL AÑO SACERDOTAL
Ildefonso Fernández Caballero
Durante diez días de este mes de junio (19 al 29), coinciden el jubileo del bimilenario del nacimiento de San Pablo y el año sacerdotal convocado por Benedicto XVI con motivo del 150 aniversario de la muerte de Juan Maria Vianney, santo Cura de Ars.
La figura de Pablo, “siervo de Cristo Jesús, elegido como apóstol y destinado a proclamar el evangelio de Dios” (Rom 1, 1) abre, pues, un año consagrado al sacerdocio ministerial. El apóstol de los gentiles es modelo de vida sacerdotal como difusor de la palabra de Dios, como evangelizador y como misionero; tres actividades que expresan con bastante exactitud lo que fue la vida del Apóstol y lo que debe ser la vida sacerdotal.
No hay que hacer grandes esfuerzos para encontrar notables coincidencias entre la situación en la que Pablo ejerció su ministerio y la del mundo en que los sacerdotes de hoy ejercemos el nuestro: vivimos en un mundo marcado por la globalización económica y cultural y la persistencia de agudas desigualdades sociales agravadas por la crisis actual; la arbitrariedad jurídica y el acrecentamiento de la violencia manchan de corrupciones y de sangre amplias zonas de la tierra; el multiculturalismo ofrece simultáneamente oportunidades y riesgos a nuestra civilización, a la vez que genera absurdas reacciones de aldeanismo nacionalista. En lo religioso, coexisten la indiferencia religiosa, la pervivencia de prácticas cultuales conservadas por inercia, pero vacías de contenido con la necesidad de autenticidad religiosa, de experiencia trascendente, y de vida comunitaria, demandas estas que estaban en el ambiente en la época paulina. Los cristianos vivían su fe a la intemperie, como minoría carente de poder y de prestigio, afrontando la impopularidad y, frecuentemente, la persecución, algo que ocurre hoy con distintos matices en Europa y en otras zonas del mundo.
La vida y la muerte de Pablo ofrecen a los sacerdotes de hoy, entre otras, estas cuatro lecciones.
Para ver texto completo, pulsar aquí
En el número 91/92 de Enero- Abril de 1981, la Revista de Pensamiento Cristiano “Iglesia Viva” publicó un Estudio de Fernando Urbina titulado “Hacia un replanteamiento actual de la problemática del ministerio sacerdotal en la Iglesia Católica”. Reproducimos la parte correspondiente a la descripción histórica de lo que él llama “proceso de problematización dramática", y un resumen de la segunda parte del Estudio sobre “Modelos de interpretación histórico-teológica de la crisis del ministerio".

Al comenzar el Año Santo Sacerdotal puede ser conveniente hacer memoria histórica del pasado reciente del clero, especialmente del español, y volver sobre esta reflexión de Fernando Urbina

I. BREVE DESCRIPCION HISTORICA DE UN PROCESO DE PROBLEMATIZACIÓN DRAMÁTICA
II. MODELOS DE INTERPRETACIÓN HISTÓRICO TEOLÓGICA DE LA CRISIS DEL MINISTERIO.


Esta mirada retrospectiva de Fernando Urbina puede ser completada con el siguiente apartado:

III. MIRADA RETROSPECTIVA SOBRE EL POSCONCILIO: CRISIS DE IDENTIDAD DEL PRESBÍTERO
Santiago Madrigal SJ, Vaticano II:Remembranza y actualización, Sal Terrae, Santander 2002. Capítulo 10, Líneas para una teología del Ministerio, pp 289 ss.. (Completa la mirada retrospectiva del artículo de Fernando Urbina)

En nombre de Cristo y en nombre de la Iglesia

La renovación teológica del Concilio Vaticano II afectó profundamente al ministro ordenado de la Iglesia. Unos especulan desde el hecho de que la revalorización del sacerdocio común de los fieles querida por el Vaticano II ha provocado, por una especie de principio de vasos comunicantes, una devaluación del sacerdocio ministerial, que se ha visto estimulada con la llamada a una mayor participación de los laicos en la vida de la Iglesia. ¿Se venga así el posconcilio de un concilio que ha hablado poco de los presbíteros? Por otro lado, el envejecimiento del clero sobrecarga a los ministros más jóvenes con una gran cantidad de tareas antes compartidas. El panorama no parece nada motivador como para actuar de banderín de enganche. Uno se ve sobrecargado con más tareas en cuanto manifieste ciertas capacidades o habilidades. ¿Pueden los ministros soportar esta sobrecarga? A ello se añade la escasez del clero, que obliga a que los laicos adquieran en muchas comunidades una responsabilidad que antes estuvo reservada a los párrocos Entonces, ¿qué es lo que diferencia al laico de un ministro ordenado: la condición de administrar los sacramentos? Ahora bien, ¿qué dicen los ministros de sí mismos?
a) Presbíteros 2000:una reciente encuesta sobre la identidad presbiteral...
Las aportaciones conciliares del DECRETO SOBRE EL MINISTERIO Y VIDADE LOS SACERDOTES

E. Schillebeecckx OP “La Iglesia de Cristo y el hombre moderno según el Vaticano II” Editorial Fax Madrid 1969 (Cap. Las conquistas del Vaticano II, pp 229 ss.)

1) Este decreto supera la concepción tradicional del sacerdote, que se definía por la relación cultual del mismo con respecto a la Eucaristía. Aquí resalta en primer plano una imagen pastoral del sacerdote, en la cual -ciertamente- no se niega el servicio cultual, pero se le integra en un cuadro más amplio. De este modo, se revaloriza el servicio profético prestado a la Palabra, y la dirección pastoral y acompañamiento so­lícito a los miembros que integran la comunidad de fe.

2) Como ocurre en el episcopado, todas las fun­ciones sacerdotales (y no sólo la administración de los sacramentos) tienen su fundamento en la ordenación. La misión ministerial es una ordenación (o consagra­ción). Así pues, se recupera en Occidente el punto de vista "oriental", que en Occidente había quedado prác­ticamente olvidado: se ordena a un hombre, no sólo para poder ofrecer el sacrificio eucarístico, sino tam­bién para la "cura pastoralis", la cual lleva consigo -claro está- la celebración de la Eucaristía. Por lo demás, ésta es la función centralísima de la misión pastoral...
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Conferencia Episcopal Española, 94 Asamblea Plenaria