sábado, 14 de febrero de 2009

Llevad a la práctica la Palabra




El Sr. Obispo de Huelva ha publicado una carta de Cuaresma 2009 con el título "Gesto solidario", que puede verse en el "portal" del Obispado. Con tal motivo, ofrecemos este artículo sobre el "Gesto solidario" como versión actualizada del ayuno y la limosna evangélicos. Próximamente presentaremos en este blog material homilético y otras reflexiones sobre la Cuaresma.

“LLEVAD A LA PRÁCTICA LA PALABRA Y NO OS LIMITÉIS A ESCUCHARLA”
EL “GESTO SOLIDARIO” DE NUESTRA DIÓCESIS,
VERSIÓN ACTUALIZADA DEL AYUNO Y LA LIMOSNA EVANGÉLICOS

Felipe Fernández Caballero

La pretensión ilusoria de una religiosidad puramente interior.

No hay religión sin signos, sin gestos. Una relación puramente interior del hombre con Dios no deja de ser una ilusión de aquellos a los que el miedo al formalismo ha acabado por hacerles perder de vista la condición concreta del hombre. El corazón, el espíritu, no representan más que el aspecto interior de una personalidad cuyo cuerpo y cuyos gestos constituyen su ineludible medio de expresión.

El tiempo cuaresmal es, para el cristiano, una llamada al “quebranto del espíritu” y “la contrición del corazón” (Sal 50). Es cierto que los gestos penitenciales no valen nada cuando no se transforma verdaderamente el corazón. Pero la traducción externa de esta disposición sigue siendo una necesidad que no cabe subestimar. La limosna, junto con el ayuno y la oración, hunden sus raíces en la Escritura y son consideradas en la Tradición de la Iglesia como prácticas privilegiadas para avanzar en el camino de la conversión. La trilogía limosna-oración-ayuno es la realización práctica de la justicia bíblico-cristiana.

La oración, la limosna y el ayuno, bajo sospecha.

En nuestro tiempo, sin embargo, la limosna y el ayuno no gozan, aun entre los cristianos practicantes, de mucha estimación; se las considera formas penitenciales pasadas de moda, y se justifica esa valoración negativa alegando que el mismo Jesús advirtió de la tentación farisaica que acecha a los que las practican por imperativos de carácter religioso o moral: “cuando hagas limosna no vayas a pregonarlo ante ti...”

Y no sólo eso: lo que muchos de nuestros contemporáneos ponen en duda es la naturaleza misma del gesto. Hay quienes lo condenan en nombre del derecho de todo hombre a no recibir por caridad aquello que se le debe por justicia. Y además, afirman, en nuestra sociedad actual tanto el gesto solidario como la intención aparecen superados por inútiles e innecesarios: es la misma sociedad política la que ha tomado sobre sí la carga de remediar las necesidades de los más desfavorecidos, y cuenta para ello con los recursos obtenidos por vía de imposición fiscal.

La crisis económica, que afecta hoy a la práctica totalidad de las naciones, ha venido a desmentir las anteriores acusaciones: millones de parados sufren la privación de su justo salario, y muchos de ellos no reciben otra ayuda material que la que pueden ofrecerles las instituciones caritativas, que se nutren de las aportaciones voluntarias de las personas de buena voluntad.

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