El Papa Benedicto XVI abrió el día 19 de junio de 2009, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, un AÑO SACERDOTAL con el lema "Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote", con ocasión del 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianney.
Como aportación a este año jubilar ofrecemos a la consideración de los sacerdotes diversos textos cuyo contenido puede serles de utilidad.
Ildefonso Fernández Caballero
La figura de Pablo, “siervo de Cristo Jesús, elegido como apóstol y destinado a proclamar el evangelio de Dios” (Rom 1, 1) abre, pues, un año consagrado al sacerdocio ministerial. El apóstol de los gentiles es modelo de vida sacerdotal como difusor de la palabra de Dios, como evangelizador y como misionero; tres actividades que expresan con bastante exactitud lo que fue la vida del Apóstol y lo que debe ser la vida sacerdotal.
La vida y la muerte de Pablo ofrecen a los sacerdotes de hoy, entre otras, estas cuatro lecciones.
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Al comenzar el Año Santo Sacerdotal puede ser conveniente hacer memoria histórica del pasado reciente del clero, especialmente del español, y volver sobre esta reflexión de Fernando Urbina
I. BREVE DESCRIPCION HISTORICA DE UN PROCESO DE PROBLEMATIZACIÓN DRAMÁTICA
II. MODELOS DE INTERPRETACIÓN HISTÓRICO TEOLÓGICA DE LA CRISIS DEL MINISTERIO.
Santiago Madrigal SJ, Vaticano II:Remembranza y actualización, Sal Terrae, Santander 2002. Capítulo 10, Líneas para una teología del Ministerio, pp 289 ss.. (Completa la mirada retrospectiva del artículo de Fernando Urbina)
La renovación teológica del Concilio Vaticano II afectó profundamente al ministro ordenado de la Iglesia. Unos especulan desde el hecho de que la revalorización del sacerdocio común de los fieles querida por el Vaticano II ha provocado, por una especie de principio de vasos comunicantes, una devaluación del sacerdocio ministerial, que se ha visto estimulada con la llamada a una mayor participación de los laicos en la vida de la Iglesia. ¿Se venga así el posconcilio de un concilio que ha hablado poco de los presbíteros? Por otro lado, el envejecimiento del clero sobrecarga a los ministros más jóvenes con una gran cantidad de tareas antes compartidas. El panorama no parece nada motivador como para actuar de banderín de enganche. Uno se ve sobrecargado con más tareas en cuanto manifieste ciertas capacidades o habilidades. ¿Pueden los ministros soportar esta sobrecarga? A ello se añade la escasez del clero, que obliga a que los laicos adquieran en muchas comunidades una responsabilidad que antes estuvo reservada a los párrocos Entonces, ¿qué es lo que diferencia al laico de un ministro ordenado: la condición de administrar los sacramentos? Ahora bien, ¿qué dicen los ministros de sí mismos?
a) Presbíteros 2000:una reciente encuesta sobre la identidad presbiteral...
E. Schillebeecckx OP “La Iglesia de Cristo y el hombre moderno según el Vaticano II” Editorial Fax Madrid 1969 (Cap. Las conquistas del Vaticano II, pp 229 ss.)
1) Este decreto supera la concepción tradicional del sacerdote, que se definía por la relación cultual del mismo con respecto a la Eucaristía. Aquí resalta en primer plano una imagen pastoral del sacerdote, en la cual -ciertamente- no se niega el servicio cultual, pero se le integra en un cuadro más amplio. De este modo, se revaloriza el servicio profético prestado a la Palabra, y la dirección pastoral y acompañamiento solícito a los miembros que integran la comunidad de fe.
2) Como ocurre en el episcopado, todas las funciones sacerdotales (y no sólo la administración de los sacramentos) tienen su fundamento en la ordenación. La misión ministerial es una ordenación (o consagración). Así pues, se recupera en Occidente el punto de vista "oriental", que en Occidente había quedado prácticamente olvidado: se ordena a un hombre, no sólo para poder ofrecer el sacrificio eucarístico, sino también para la "cura pastoralis", la cual lleva consigo -claro está- la celebración de la Eucaristía. Por lo demás, ésta es la función centralísima de la misión pastoral...
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